Cofradía de San Juan Evangelista

Año de fundación: 1856
Anderos: 85. Nazarenos: 111.
Infantiles: 63. Colaboradores: 30.

Historia

El origen de la Cofradía de San Juan está ligado a la de su primitiva Imagen, propiedad de Dña. Francisca de la Peña Aledo. Nacida el 28 de noviembre de 1818 esta 'sanjuanista' era hija de D. Juan de la Peña Angosto y de Dña. Juana Aledo Quílez.

Guiada por su seráfica existencia, Dña. Francisca convertiría en un auténtico santuario el piso alto de la casa familiar. Este oratorio particular incluía una Purísima Concepción, otra escultura de San Francisco y la talla de San Juan, todas ellas cobijadas en tres nichos adornados con vidrieras.

Parece ser que San Juan obedeció a un recuerdo trágico... El 23 de noviembre de 1809 nació su hermano Juan, siendo, años más tarde, trágicamente víctima de la tuberculosis que padecía. Con veintidos años era el primogénito, el único varón y bruñía la tradición de llamarse Juan. La pequeña Paquita sintió entonces su irreparable pérdida.

La alegría y la juventud del adorado hermano se transfiguraron en la imagen del Discípulo Amado, cuya devoción y culto se asemejó al imperecedero recuerdo familiar. Entonces, su devoción por San Juan le animó a fundar una Cofradía en el año 1856, asumiendo su mantenimiento económico.

Organizada la nueva Cofradía en torno a la efigie titular del más joven de los apóstoles, Dña. Francisca de la Peña custodiaría la talla en su oratorio particular, para después procesionar por las calles ciezanas durante la Semana Santa. A ella le correspondió ser la primera Camarera, tal y como recoge el Libro de Hermanos, en el que consta por orden alfabético los miembros de la Cofradía de San Juan desde su fundación en 1856 hasta 1885. 

En total, 108 fueron los fundadores de una Cofradía que aún perdura. y durante los veintinueve años que cubre el libro de inscripción de cofrades despunta un amplio grupo de personas unidas por los anchurosos lazos de la sangre con la familia Peña. Cabe destacar que, numerosas hojas están desvanecidas, recortadas o arrancadas, incluso utilizadas para recetas de cocina. Por lo que el Libro Fundacional carece de referencias del inventario de la Cofradía y el registro de la letra jota ha sido suprimido, de tal forma que no queda constancia de los supuestos primeros hermanos mayores, D. Juan y D. José de la Peña Angosto.

La Cofradía se regiría por una serie de estatutos, tal vez con validación episcopal, pero en realidad permanecerían bajo la tutela de una determinada familia. Y tal y como se constató con anterioridad, será la familia Peña los encargados del sustento económico de San Juan, hasta que a finales del siglo XIX fuera sustituida por la familia López, y a mediados del siglo XX por los Pérez y los Templado.

Por tres particularidades habría que destacar la Cofradía: la primera, por la incorporación a sus filas de un grupo profesional suturado por la común pertencia a la medicina; la segunda, por la armoniosa tonalidad de las notas de la Orquesta de su Cofradía; y la tercera, por la multitud de 'chitos' que siempre acompañarán en alegre chiquilliría al más jóven de los apóstoles. Una de las características definitorias del devinir en el tiempo de la Cofradía reside en la presidencia continuada desde sus orígenes de la figura del médico. Desde su fundación en 1856 hasta 1962, el 'Discípulo Amado' fue guiado por un siglo medicinal, es decir, un período en el que varios de sus directivos y destacados hermanos respetaron el juramento hipocrático.

Tras la muerte de su primera Camarera, 'el Santo' se retiró a la Ermita del Santísimo Cristo del Consuelo, en el 'Cerro de las Horcas', en 1883 por mediación del popular D. Pedro Marín Martínez 'Macharro', quien siendo además capellán, tenía interés en depositar la Imagen en el eremitorio. Allí permanecería 'el Evangelista', trasladándose junto a las demás Imágenes en la popular 'Traída de los Santos' para participar en los desfiles procesionales de Semana Santa.

El buen hacer del ebanista D. José Izquierdo Mestres y la amistad de Dña. Visitación Aguado Moxó con la esposa del Hermano Mayor 'sanjuanista', D. Juan López Gil, facilitó que Dña. Eugenia Ruano Blázquez encargara un nuevo trono para la Imagen en 1896. Eran tiempos de renovación y el trono servía, en las "cofradías familiares", como carta de presentacíón social.

A partir del último tercio del siglo XIX, el gusto neobarroco impulsó aún más la contrucción de tronos ricos en decoración, con grandes y complicadas ramificaciones, y con instalaciones elétricas como sinónimo de modernidad. Bajo estos principios conceptuales, el señor Izquierdo Mestres diseño un trono que se ajusta y particulariza a los ciezanos: el trono de salón (doble peana, sustentada por un elemento central a modo de jarrón, columna o capitel, sucinta decoración y escasez de brazos de luz o candelabros) . Los pertenecientes a la 'Perla del Segura' se definen en función de las dimensiones de la puerta principal de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. 

En 1897 el trono se vería engalanado con el dorado de D. Iganacio Amoraga Latorre. Desde la década de 1870 el habilidoso murciano y su mujer, Dña. Dolores Vecino, se asentaron en Cieza, combinando el dorado del palo catalán con el son del bruñido artístico del pan de oro de la orfebrería y la ebanistería junto a sus hijos, los confiteros y músicos, Francisco y Miguel. Es entonces, gracias al trabajo de los Hermanos Lorente, circunstancia que los preservó y permitió que tras la Guerra Civil volviera a desfilar por el casco antiguo ciezano. Siendo restaurado de nuevo entre 1956-1957 por Manuel Juan Carrillo Marco. El remozado altar 'sanjuanista' sufrió cuatro alteraciones: la primera, sustituir la decoración primitiva de las penas por otra basada en sucesicas rocallas y palmas, ménsulas con volutas en las esquina del primer cuerpo y cartelas en el centro de la primera y tercera peana; la segunda, colocar delante de cada uno de los búcaros, un águila plateada, mientras que los brazos de los candelabros se estilizaron con decoración vegetal de alargada hojarasca; y la tercera, recubriendo a modo de capitel corintio la basa y sustentando los dos cuerpos de las peanas.

A finales de la década de los ochenta, en 1988, en los talleres murcianos de Manuel Lorente Sánchez se adaptaría el trono, añadiendo una peana inferior que aumentó el número de tres a cuatros varas. Y definitivamente, de la mano del ciezano Bonifacio Pérez de Yébenes, la Cofradía recuperó las típicas bombas blancas en el año 2009. Por otro lado, para un mayor lucimiento del Paso, el trono lució desde el año 1984, unas galas bordadas en oro sobre rao confeccionadas por Dña. Bienvenida Semitiel Segura; a las que se sumaron las bordadas por los talleres de Felicitación Gaviero Galisteo en 2016.

Tabernáculo apostólico, joya de la ebanistería decimonónica, su liviana compostura se ajusta al andar presuroso del 'Discípulo Amado', capaz de inspirar la composición anónima de 1947 titulada 'Romancillo de San Juan', quizá escrito por D. Juan Pérez Templado: "¡Ya viene San Juan! Su trono de oro presuroso avanza sobre blanca espuma de túnicas blancas. Redoblan tambores, los violines cantan y cantan los niños debajo del anda. Ya pasa San Juan".

La Guerra Civil provocó la destrucción de todas las imágenes custodiadas en la Asunción y en la Ermita del Santo Cristo. De aquella pira humeante parece que se salvó la cabeza. Entregada al hermano mayor de la Cofradía, D. Julián Pérez Cano, la testa sería custodiada durante toda la contienda fraticida hasta que en 1940 fue puesta en mano del escultor murciano, José Planes Peñalver que, además de restaurarla, le dio forma al resto del cuerpo. Gracias a la labor de Planes, la Imagen fue presentada en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción el 18 de marzo de 1940. Caprichos del destino, la mano que guía el camino de tantos ciezanos sufrió un percance que obligó a Manuel J. Carrillo a restaurarla.

Sin embargo, "¿la cabeza recogida y restaurada es la misma testa del antiguo apóstol?" Evidentemente, no. Una mera comparativa entre la Imagen actual y las fotos conservadas del destruido San Juan verifican a simple vista que se trata de dos hechuras desiguales. Por consiguiente, "¿cuál es la procedencia de la actual cabeza San Juan?" Se trata de la testa de una Inmaculada Concepción de las 'Hijas de María' de 1907.

A lo largo de la historia, la Cofradía de San Juan Evangelista en Cieza está ligada a la historia de su música. Desde sus orígenes, las notas musicales fueron interpretadas por sus hermanos que encontraron en la Imagen una entidad asociativa en la que agruparse para desarrollar su labor creativa y mantener un ámbito específico de relaciones sociales. Es por ello que, en 1860, con el fin de formar una banda de música, nacería la 'Banda de San Juan' bajo la dirección de D. Antonio Verdú Martínez. En su Libro Fundacional ya se comprueba la presencia de varios Hermanos 'sanjuanistas'. Tal es así que, entre 1868 y 1877, son citados como "hermanos músicos" que unirían en una pequeña orquestina para acompañar a San Juan en las Procesiones como parte indisoluble de su Cofradía, convirtiéndose esta primitiva orquesta en la pionera dentro del mundo cofrade ciezano. Músicos profesionales foráneos, maestros de escuela, notables personajes de la sociedad local y sacristanes percutieron con rítmico y severo ademán, las primigenias claves musicales ciezanas. Bajo estas batutas se fue acoplando la vida musical de la localidad, testando el pentagrama de los futuros intérpretes, directores y compositores.

A la meritoria inventiva del Maestro León, también director de la Orquesta, se deben las partituras de las 'Marchas de Procesión Nº1 y Nº2', dedicadas al Apóstol; obras excelentísimas y recientemente recuperadas por la Cofradía. A ello hay que sumarle el tradicionalísimo 'Pasodoble de San Juan', composición encargada por D. Juan López Gil en 1891 por iniciativa de su hijo Benito López Ruano. Siendo gracias a la imaginación popular la primera y muy conocida estrofa e himno 'sanjuanista': "San Juan, San Juan se va a caer. San Rafael lo va a coger". Pues situada una talla de San Rafael justo enfrente de la capilla del Evangelista, en la Ermita del Consuelo, se fantaseó con el eterno mito de su recogida en casa de caída del 'Joven Discípulo'... Y dado que 'gracias' al Arcángel nunco hubo tropezón alguno, la letra completa del célebre pasodoble fue redactada en 1943 gracias al plectro poético de D. Juan Pérez Templado.

Bajo la presidencia de D. Juan María Buitrago Iniesta, ya en el año 1972, la Cofradía encarga la talla del Ecce Homo al imaginero murciano, Juan González Moreno. Una obra que engloba, con una serena fuerza expresiva, el recogimiento del reo y la grandeza de la divinidad. Condensando en la misma talla los cánones imagineros murcianos, la gravedad castella y una fuerza expresiva renacentista. En palabras del ciezano D. Antonio de Hoyos: "es armónica, equilibrada, serena..."

La obra estuvo durante más de treinta años desfilando sobre un trono de los Hermanos Lorente que perteneció a la Virgen del Rosario de Nonduermas (1962). No siendo hasta el año 2004, cuando llega a Cieza el trono actual de la Imagen. Obra del tallista Domingo García Chahuán, con terminación de canastilla y rematado por los figuras de los cuatro evangelistas.

Un año antes de la llegada de la bellísima obra de González Moreno, la Cofradía encarga a Concepción Escámez, un estandarte de gran lujo, el cual está bordado con el mismo estilo y dibujo por la parte delante y trasera.

Ya en el año 1992, la Cofradía encarga al imaginero jumillano, Mariano Spiteri Sánchez, el Paso titulado 'El Lavatorio de Pilato', transformándose en 2011 a 'La Sentencia', tras el proceso de reestructuración de los desfiles pasionarios ciezanos.

Finalmente, hay que destacar que desde mediados del siglo XIX, la Cofradía de San Juan Evangelista se convirtió en una pieza clave de la Semana Santa ciezana al integrarse, con el resto de Cofradías y Hermandades, en la fundación en 1914 de la Junta de Hermandades Pasionarias. 


Fotografías de Manuel Carpio.

© Archivo de la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza

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