INTRODUCCIÓN
Es notorio que la celebración de la Semana Santa de Cieza, como tal, tiene lugar en el periodo de tiempo comprendido entre el Viernes de Dolores (antevíspera de Domingo de Ramos) y el Domingo de Resurrección, si bien en nuestra localidad los Desfiles Procesionales se anticipan con diversos Traslados desde el comienzo de la Cuaresma y tienen celebración inaugural el Domingo de Pasión, siete días antes de Ramos, con el Traslado Procesional de los Estandartes y el solemne Pregón, eventos que cuentan con un amplísimo seguimiento popular.
Puesto que la Semana Santa viene determinada en el calendario anual por la Pascua judía, de fecha variable, su celebración oscila entre la segunda quincena de marzo y la primera de abril. Para el cálculo de su fecha exacta hay que acudir al calendario astronómico y a una regla de formulación enrevesada, pero de claro contenido, dado que el Domingo de Resurrección se sitúa en el primer domingo después de la primera luna llena que tenga lugar tras el equinoccio de primavera. Así que, a título de ejemplo, para conocer cuando es la fecha de la Semana Santa del año 2023 tenemos que realizar el siguiente cálculo: Conocer cuando será la primera luna llena después 21 de marzo (equinoccio de primavera), el jueves 16 de abril de 2023; y una vez conocida esta Luna Llena del calendario Astronómico, solo tenemos que irnos al siguiente domingo, el 9 de Abril de 2023, que será el Domingo de Pascua (Domingo de Resurrección).
Por su coincidencia con el comienzo de la primavera, la Semana Santa se beneficia del singular y hermoso marco que, en esas fechas, ofrece la vega de Cieza, cuya floración supone, en justicia, uno de sus principales atractivos desde el punto de vista paisajístico.
Con motivo de la floración se ha establecido todo un calendario de actividades turístico-culturales, en las que colaboran agencias turísticas, restaurantes de la localidad y grupos de senderismo.
En todo caso, las actividades organizadas alrededor de la Semana Santa no se circunscriben exclusivamente a las fechas en que ésta tiene lugar. Todo el calendario cuaresmal está sembrado de actividades Cofrades, tanto litúrgicas como también culturales (ciclos de conferencias, presentaciones de nuevas obras artísticas, conciertos, etc), amén de los traslados Procesionales de imágenes al casco histórico de la localidad; también, con menor intensidad, dichas actividades se reparten a lo largo de todo el año, en forma de participación en las otras festividades ciezanas (Feria de San Bartolomé, Romería de Ntra. Sra. Del Buen Suceso y Navidad) como en otras celebradas con propósitos específicos.
Precisamente, aparte de la Revista El Anda, la Junta de Hermandades Pasionarias edita anualmente un detallado folleto en el que se concretan todas las actividades relacionadas con la Semana Santa que se organizan a lo largo de todo el año.
ORIGEN
Es durante la predicación de San Vicente Ferrer en Cieza en el año 1411 cuando debió abonar el terreno para el nacimiento de la primera Cofradía de nuestra localidad vinculada a las celebraciones de Semana Santa: la Cofradía de la Sangre de Cristo, que pudo ser en sus inicios una Cofradía de flagelantes. Con esa marca de antigüedad la recoge, por mandato de Felipe II, el Bachiller Alonso Marín y Mena en el año 1579 en su Descripción y Relación de la Villa de Cieza. “A veinticinco días del mes de Marzo, año del nacimiento de nuestro redentor Jesucristo, de mil y quinientos y setenta y nueve, el bachiller Alonso Marín y Mena, de edad de quarenta años, y Joan García, el viejo, de edad de ochenta, y Martín Ruiz de Soler, el viejo, de edad de setenta y uno, vecinos y naturales desta dicha villa... A los cuarenta capítulos dixeron: ay tres Cofradías, una del dicho Apóstol San Bartolomé, otra de la Sangre de Cristo, y otra del Dulce y Santísimo Nombre de Jhesús”, testimonio que permite asegurar que ambas Cofradías, tuvieron plena vigencia a lo largo del s. XVI, constatándose su antigüedad en mandas y testamentos de la época.
SIGLO XVII
En 1614 se levanta en un cabezo extramuros, y
sobre un antiguo humilladero, la Ermita del Santísimo Cristo del Calvario (hoy,
del Santísimo Cristo del Consuelo), para la cual se encarga un crucificado
(1612) bajo esa misma advocación y se inicia la construcción de las estaciones
de un viacrucis en la ladera de dicho cabezo. Impulsado por los Franciscanos en
la madrugada del Jueves al Viernes Santo se realizaba con la mencionada Imagen
un Vía Crucis, vigente hasta finales del s. XIX, en el que largas filas de
penitentes desfilaban tras la Cruz parroquial y su Pendón haciendo profesión de
fe y rezando.
En cuanto a la Cofradía de la Sangre de
Cristo, ésta debió asumir a principios del s. XVII el protagonismo de las
primitivas Procesiones de Cieza, pues desde ese momento contó con un
crucificado (atribuido por el cronista local, de principios del s. XX, Ramón Mª
Capdevila a Juan de Rigusteza). A esa Imagen se sumarán conforme avance el
siglo un Nazareno con la cruz a cuestas (así lo afirma el antes mencionado
Ramón Mª Capdevila) y una Virgen de la Soledad (según se desprende de un
documento de traspaso de enseres de la misma tras la muerte de su mayordomo),
con las que (como se deduce de la solicitud de constituciones de las Cofradías
de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad de finales de ese siglo, en la que
se revela que ambos Pasos ya desfilan tiempo atrás) protagonizará las
Procesiones de Jueves Santo en la tarde-noche (germen del Prendimiento y de la
actual Procesión General de Miércoles Santo) y Viernes Santo en la mañana
(génesis de la actual Procesión del Penitente), en las que el mencionado Nazareno
desfilaría respectivamente prendido y con la cruz a cuestas, como lo hace en la
actualidad.
Tras su asentamiento en la Ermita de San
Sebastián en los inicios del último tercio del siglo, los Franciscanos
contribuirán a la continuidad de la Procesión del Santo Entierro la tarde de
Viernes Santo, trasladando el antedicho Crucificado junto a una imagen enlutada
de la Virgen (Nuestra Señora de la Soledad) a la Parroquial, donde las Imágenes
eran colocadas en un altar; está documentado que la Cofradía protagonizaba en
la tarde-noche de este día el Acto del Descendimiento y la Procesión del Santo
Entierro con una Imagen de Cristo muerto colocado en una urna (tal como podemos
interpretar a partir de las Capitulaciones de 1682 para la fundación del
Convento de San Joaquín y del Libro de Cuentas de la Cofradía de Jesús en el
que consta un pago para la reparación de la misma) acompañada de la Virgen antes mencionada.
En 1692, tras desgajarse de la Cofradía de la
Sangre, la Cofradía de Jesús Nazareno (hoy Cofradía de Jesús –Nazareno–) y la
de Nuestra Señora de la Soledad (hoy Cofradía de María Santísima de la
Soledad), solicitan a un tiempo constituciones propias, quedando ligadas entre
sí en sus cultos hasta principios del s. XX. Esta circunstancia, trascendental
para la historia de la Semana Santa de Cieza, se debió al anhelo de la nobleza
local de desligarse de una Cofradía como la de la Sangre, integrada
mayoritariamente por artesanos de todos los oficios, así como por un deseo de
reafirmarse como estamento privilegiado socialmente.
Por otra parte, la recién nacida Cofradía de
Jesús absorberá a la antigua Cofradía del Dulce y Santísimo Nombre de Jesús, de
carácter devocional. Este hecho parece más que evidente puesto que todavía en
el s. XX la Cofradía de Jesús organiza y costea la Función del Dulce Nombre de
Jesús.
Un acta capitular de 1693 nos revela cómo
habían quedado establecidos los Desfiles Procesionales a finales del s. XVII.
“Esta villa tiene por costumbre y devoción asistir a diferentes fiestas y
Procesiones generales por decretos y botos para que en todo tiempo conste las
que son acordaron lo fuesen la del Dulce Nombre de Jesús, Purificación de
Nuestra Señora, la del Domingo de Ramos, la del Jueves Santo y Viernes Santo,
la de la Anunciación de Nuestra Señora, Sra., la del glorioso Apóstol San
Bartolomé… y que tengan obligación todos los señores capitulares asistir a
ellas no teniendo impedimento legítimo bajo la pena de una libra de cera…”. La
de Jueves Santo ten- dría lugar en la tarde-noche de este día con la
participación de las Imágenes de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad.
La de Viernes Santo no es el Vía crucis de la madrugada, sino que se refiere a
las dos Procesiones que, como antes se ha referido, tenían lugar ese día: una,
por la mañana, repetición de la de Jueves Santo, a la que se sumaría,
probablemente, el Crucificado de la Cofradía de la Sangre; la otra, la del
Santo Entierro, en la tarde-noche.
Finalmente tenemos constancia también en este
siglo de la celebración, la mañana del Domingo de Resurrección, de otra
Procesión, precedente de la actual del Resucitado.
SIGLO XVIII
El nuevo siglo será testigo de importantes
cambios e innovaciones; de él datan, por ejemplo, las primeras referencias
documentales a la advocación del Santísimo Cristo del Consuelo (denominado
Cristo del Calvario desde su llegada a Cieza en 1612, como antes se ha
referido. La Imagen fue destruida durante la Guerra Civil y sustituida al
término de ésta por otra de la misma fecha y factura que es la más antigua de
cuantas participan hoy en nuestras Procesiones), que contará desde esta época
con capilla propia en la iglesia parroquial (según consta en mandas y
testamentos), porque a ésta es trasladado frecuentemente en rogativa desde su
Ermita.
Por su parte, la Cofradía de la Sangre se irá
diluyendo hasta desaparecer a mediados de siglo. Su Imagen titular, si se
corresponde con la Imagen documentada del Cristo de la Misericordia (un
Crucificado donado al Convento de la Purísima Concepción pocos años después de
su edificación, cuya estética lo ubica artísticamente entre los s. XVI y XVII,
y que pudo sustituir a otro anterior), seguirá participando en los Desfiles
Procesionales hasta finales del s. XIX; por otra parte la Cofradía de Jesús
Nazareno se hará cargo desde entonces del Paso de la Urna (popularmente
conocido como la Cama de Cristo) con el que tiene lugar la Procesión del Santo
Entierro. Asimismo, siguiendo al cronista y periodista murciano don Carlos
Valcárcel, el presente siglo traerá consigo el nacimiento del Acto del
Prendimiento, probablemente vinculado entonces a la Procesión de Jueves Santo.
En 1724 se funda la Cofradía de San Pedro
orientada en una primera época que llega hasta mediados del s. XIX al culto y
celebración de la fiesta del Santo, y cuyo ingreso en la misma se permite en
esta primera época sólo al clero.
El primer Libro de Actas de la Cofradía de
Nuestra Señora de la Soledad conservado (1730) demuestra la vigencia a mediados
de este siglo de la Procesión de Jesús Resucitado a primera hora del Domingo de
Resurrección en la que dicha Cofradía procesiona con su Imagen titular acompañando
a una Imagen de Jesús Resucitado, de la que sabemos que durante el siglo
siguiente recibe culto en la capilla del Santísimo de la Parroquial.
Precisamente un Acta de la Cofradía de
Nuestra Señora de la Soledad nos revela la existencia en 1767 de cuatro
Procesiones: una en la tarde-noche de Jueves Santo; dos en la mañana y en la
tarde-noche del Viernes Santo respectivamente; y la cuarta y última en la
mañana del Domingo de Resurrección.
Por otra parte, a finales de este siglo
comenzará a celebrarse a las tres de la tarde el Sermón de Agonía, que lo hará
ininterrumpidamente hasta su supresión en los primeros años de la década de los
cuarenta del s. XX, años en los que también intentó implantarse, sin éxito, el
Sermón de las Siete Palabras, pasando a llamarse la Función durante ese breve
período de tiempo Oratorio de Agonía y Sermón de las Siete Palabras.
De manera similar la Cofradía de Nuestra
Señora de la Soledad promueve desde 1785, al término de la Procesión del Santo
Entierro, el Sermón de Soledad, vigente hasta el último tercio del s. XX y del
que hoy se conserva una leve reminiscencia.
Finalmente, el censo realizado a finales del
s. XVIII a raíz del Decreto del Conde de Aranda confirma la existencia y
legalidad en Cieza de dos Cofradías pasionarias: Jesús y Soledad; además de
otras como la de Ánimas o la del Santísimo, que no participaban en las
Procesiones.
SIGLO XIX
Por los Libros de Actas conservados sabemos
que, salvo excepciones puntuales (adquisición del Paso de La Oración del Huerto
o El Señor de la Columna por la Cofradía de Jesús, creación de la Hermandad de
la Convocatoria de Jesús –organizadora desde su fundación del Prendimiento en
la tarde de Miércoles Santo–,...), el primer tercio del s. XIX supuso un
estancamiento en la Semana Santa de Cieza; dos son las causas que parecen
motivar esta situación: la Guerra de la Independencia en 1808 y las sucesivas
epidemias que, como la del cólera de 1812, afectan con profusión a los vecinos
de Cieza. A éstas, y conforme avance el siglo, se irán sumando otras (supresión
de algunas órdenes religiosas, desamortizaciones expansión del liberalismo, y
enfrenta- miento de la burguesía y el proletariado) que en Cieza se reflejarán
en cierto abandono del mundo Cofrade
Será entonces cuando, para remediar la
situación, tome forma un protectorado de conservación de los patrimonios de las
Cofradías que harán suyo familias de la burguesía local: florecen así, cobrando
un protagonismo inusitado hasta entonces y con un rango similar o superior
incluso al de las propias Cofradías, las Camarerías y Mayordomías,
históricamente importantísimas desde entonces y hasta mediado el s. XX, por
cuanto Camareras y Mayordomos se convierten en depositarios de los bienes de
las Cofradías y en responsables de su perfecta conservación; las Camarerías y
Mayordomías desembocaron a finales del s. XIX en auténticos mecenazgos en los
que la figura de la Camarera o del Mayordomo, hoy vigente todavía en un
reducido número de Pasos, era la que asumía los gastos que ocasionaba el
arreglo del Paso e incluso la ejecución de Pasos nuevos, sobre los que
mantienen derechos de propiedad, por encima incluso de la Cofradía bajo cuyos
auspicios procesionan.
Sólo así se puede explicar el relanzamiento
que experimenta la Semana Santa en el último tercio del s. XIX, época en la que
las familias pudientes de la localidad abordan la realización de nuevos Pasos
(Santa María Magdalena, La Samaritana, Santísima Virgen de los Dolores,
Santísima Virgen del Amor Hermoso...) y favorecen la creación de nuevas
Cofradías (San Juan, Santa Verónica) o la reorganización de otras (San Pedro).
El s. XIX será testigo también de la
consolidación del Acto -Representación, Sermón y Procesión– del Prendimiento,
que se celebra ya al margen de la Procesión de Jueves Santo, la cual se
configura a su vez como Procesión General, así como de la Cortesía en el marco
de la Procesión del Domingo de Resurrección; y del surgir, en sus últimas
décadas, de un hecho muy característico de la Semana Santa ciezana, la Traída
de los Santos (Jueves Santo en la tarde hasta el principio de la década de los
treinta del s. XX y Miércoles Santo en la tarde desde entonces hasta ahora),
como preámbulo de la Procesión General, desde la Ermita extramuros del
Santísimo Cristo del Consuelo hasta la Basílica de Nuestra Señora de la
Asunción.
Así pues, en el último cuarto de siglo los
Desfiles han quedado estructurados en torno al Miércoles Santo (Prendimiento),
Jueves Santo (Procesión General), Viernes Santo en la mañana (Procesión del
Penitente o de las Cruces), Viernes Santo en la tarde (Procesión del Santo
Entierro) y Domingo de Resurrección (Procesión del Resucitado).
La Semana Santa ciezana llega a contar
incluso con una fecha que con el paso de los años las Bandas de Cornetas y
Tambores habían convertido en patrimonio propio: el Viernes de Dolores. Ya
desde el s. XIX la Hermandad de la Convocatoria, los populares “Armaos”, hacía
sonar sus cornetas y tambores en vísperas de la Semana de Pasión; entrado ya el
nuevo siglo sería la noche del Viernes de Dolores la reservada para que los
Armaos y, luego, sucesivamente, las Bandas de las otras Cofradías y las
restantes de la localidad mostraran a los vecinos de Cieza las marchas que
habían estado ensayando durante todo el año. De finales del s. XIX datan, por
otra parte, los primeros testimonios fotográfico conservados de la Semana Santa
ciezana.
SIGLOS XX Y XXI
Los decenios iniciales del nuevo siglo serán
testigos del nacimiento en 1914 de la Junta Permanente de Procesiones, hoy
Junta de Hermandades Pasionarias, derivado de las circunstancias
socio-económicas del momento. Los años siguientes asistirán también a la constitución
de las Cofradías del Santísimo Cristo de la Agonía (instauradora de la
Procesión del Silencio) y del Santísimo Cristo del Consuelo (filial de la
Hermandad de culto del mismo nombre), y al estrechamiento de los lazos que
vinculaban a los Pasos que no poseían Cofradía propia con determinados oficios
(San Pedro con los labradores, la Magdalena con los esparteros, La Samaritana
con los relacionados con los tejidos...) posiblemente para asegurar así su
salida en Procesión.
La Guerra Civil supondrá la desarticulación
de la estructura de las Cofradías que pierden una parte importantísima y
esencial de su patrimonio; a su término,
las Cofradías sufren una considerable transformación y el número de éstas, tras
un proceso complicado de refundación (la Hermandad de la Convocatoria se
convierte en el Tercio Romano del Santo Sepulcro; Pasos como San Pedro, La
Samaritana, Santa María Magdalena o la Santísima Virgen de los Dolores se
constituyen en Cofradías) y reorganización de las existentes con anterioridad (la
Cofradía de Jesús dará lugar a las Cofradías de Jesús Nazareno, La Oración del
Huerto y El Santo Sepulcro, Jesús Resucitado) y la sucesiva incorporación de
otras como la del Cristo Yacente y Virgen del Dolor, Descendimiento de Cristo y
Beso de Judas, Santísimo Cristo del Perdón o Nuestra Señora de Gracia y
Esperanza, se verá nuevamente incrementado hasta dar lugar al abanico de
colores que hoy pervive, al que se sumó a finales del s. XX la Cofradía de
Ánimas, ahora con carácter pasionario, para conformar en la actualidad un total
de dieciocho Cofradías que, ante millares de espectadores y por sus dos
itinerarios, en los que se combinan el sabor tradicional de las calles y
rincones del casco antiguo, y la amplitud y capacidad de acogida de público del
centro de la ciudad, participan con sus cuarenta y tres Pasos, siempre portados
a hombros, y con sus casi seis mil Cofrades en sus once Procesiones (de la
Palma, Vía Crucis Procesional del Santísimo Cristo de la Sangre, Auto y
Procesión del Prendimiento, General, de los Hijos de María, del Silencio, del
Penitente, del Santo Entierro, del Descenso de Cristo a los Infiernos,
Procesión infantil, y Cortesía y Procesión de Jesús Resucitado).
Pero a lo largo de estos seis siglos el gran
beneficiado ha sido sin duda el bagaje socio-cultural y patrimonial del que han
hecho acopio las Cofradías y que se ha visto notablemente incrementado en
cantidad y calidad en el último tercio del s. XX; prueba de ello son las tres
Procesiones nacidas en este periodo (de los Hijos de María, del Descenso de
Cristo a los Infiernos, y el Vía Crucis Procesional del Santísimo Cristo de la
Sangre), amén del Desfile de los Tercios Infantiles (Procesión infantil que
cuenta en la actualidad con trece Pasos, lo que da idea de lo entrañada que está
la fiesta en el pueblo y de lo asegurado que está a la vez el futuro de
aquella), los veinticuatro Pasos (los más recientes, ya en pleno s. XXI, Ntra.
Sra. de la Amargura, La Coronación de Espinas y Las Santas Mujeres camino del
Sepulcro) e incontables enseres que han venido a engrosar el patrimonio de la
Semana Santa ciezana, los constantes esfuerzos y actuaciones encaminadas a la
restauración y conservación del mismo, y finalmente los cultos, actos,
publicaciones y actividades que organizan las Cofradías durante todo el año, y
que suponen un elevado porcentaje de la oferta socio-cultural y de ocio de la
ciudad.
CONTINUIDAD EN EL TIEMPO
En cuanto a la organización de la Semana
Santa, desde hace más de un siglo la Junta de Hermandades Pasionarias es la
encargada, en su calidad de Cabildo Superior de Cofradías, de la organización
de todos los Actos y Actividades de carácter general y de todos los Desfiles
Procesionales de la Semana Santa ciezana. En la Junta de Hermandades
Pasionarias se integran las dieciocho Cofradías pasionarias de la ciudad, que,
como ella, poseen Estatutos aprobados por la autoridad competente y capacidad
jurídica propia, y que son las responsables de la organización de sus propios
Actos y Actividades.
Es notorio que la celebración de la Semana
Santa de Cieza, como tal, tiene lugar en el periodo de tiempo comprendido entre
el Viernes de Dolores (antevíspera de Domingo de Ramos) y el Domingo de
Resurrección, si bien en nuestra localidad los Desfiles Procesionales se
anticipan con diversos Traslados desde el comienzo de la Cuaresma y tienen
celebración inaugural el Domingo de Pasión, siete días antes de Ramos, con el
Traslado Procesional de los Estandartes y el solemne Pregón, eventos que
cuentan con un amplísimo seguimiento popular.
La Semana Santa de Cieza, ha permanecido en
las calles de Cieza, tal y como hemos comentado en el capítulo de El Origen, la
Historia y la antigüedad, desde 1614, pero hay una fecha que la semana santa de
Cieza tiene como principio de una continuidad que no ha sido posible eliminar,
descontado claro está la Guerra Civil Española y la última pandemia Covid,
siendo esta la de 30 de marzo de 1914, donde se constituye la Junta de
Procesiones de Cieza, que dará lugar a la hoy Junta de Hermandades Pasionarias
de Cieza, que agrupa todas las Cofradías y Hermandades Pasionales de la
localidad.
Claro está que desde que tenemos posibilidad
de hacer publicaciones, El Anda, 1931, es la publicación por excelencia de la
JHP (Junta de Hermandades Pasionarias), que ha venido año tras año, alentando
el espíritu de la Semana Santa a la población de Cieza.
Durante el año 2020, la semana Santa, no pudo
celebrarse debido a la situación sanitaria derivada de la pandemia de Covid.
Durante el 2021, y una vez que la Pandemia iba remitiendo, se llevó a cabo una
semana santa diferente, se hicieron, para que perdurase la celebración de la
fiesta, dos tipos de actividades en referencia a la Semana Santa en sí. En una
de ellas, se cambió el modo de hacer Semana Santa, es decir, cambiar el modo de
presentarla o de verla, siempre ha sido el “sacar los pasos a la calle”, y se
cambió por la de que el espectador fuese a ver los pasos a su Casa-Museo. Y
otra forma la de uso Semana Santa “virtual” donde se dio a conocer la Semana
Santa de Cieza en Redes Sociales, en una programación distinta a lo habitual.
Prueba de ello, se refleja desde nuestro Canal de Youtube; siendo este canal el
que mayormente es utilizado por sus características, como medio de
publicaciones de la Junta de Hermandades y de la Semana Santa de Cieza.
(https://www.youtube.com/@JHPCieza)
Por su coincidencia con el comienzo de la
primavera, la Semana Santa se beneficia del singular y hermoso marco que, en
esas fechas, ofrece la vega de Cieza, cuya floración supone, en justicia, uno
de sus principales atractivos desde el punto de vista paisajístico.
Durante el año 2020, la semana Santa, no pudo
celebrarse debido a la situación sanitaria derivada de la pandemia de Covid.
Durante el 2021, y una vez que la Pandemia iba remitiendo, se llevó a cabo una
semana santa diferente, se hicieron, para que perdurase la celebración de la
fiesta, dos tipos de actividades en referencia a la Semana Santa en sí. En una
de ellas, se cambió el modo de hacer Semana Santa, es decir, cambiar el modo de
presentarla o de verla, siempre ha sido el “sacar los pasos a la calle”, y se
cambió por la de que el espectador fuese a ver los pasos a su Casa-Museo. Y
otra forma la de uso Semana Santa “virtual” donde se dio a conocer la Semana
Santa de Cieza en Redes Sociales, en una programación distinta a lo habitual.
Prueba de ello, se refleja desde nuestro Canal de Youtube; siendo este canal el
que mayormente es utilizado por sus características, como medio de
publicaciones de la Junta de Hermandades y de la Semana Santa de Cieza.
(https://www.youtube.com/@JHPCieza)
Por su coincidencia con el comienzo de la
primavera, la Semana Santa se beneficia del singular y hermoso marco que, en
esas fechas, ofrece la vega de Cieza, cuya floración supone, en justicia, uno
de sus principales atractivos desde el punto de vista paisajístico.
Con motivo de la floración se establece todo
un calendario de actividades turístico-culturales
(https://www.floracioncieza.es/), en las que colaboran agencias turísticas,
restaurantes de la localidad y grupos de senderismo, así como Cofradías y
Hermandades de la Semana Santa de Cieza.
En todo caso, las actividades organizadas alrededor de la Semana Santa no se circunscriben exclusivamente a las fechas en que ésta tiene lugar. Todo el calendario cuaresmal está sembrado de actividades Cofrades, tanto litúrgicas como también culturales (ciclos de conferencias, presentaciones de nuevas obras artísticas, conciertos, etc), amén de los traslados Procesionales de imágenes al casco histórico de la localidad; también, con menor intensidad, dichas actividades se reparten a lo largo de todo el año, en forma de participación en las otras festividades ciezanas (Feria de San Bartolomé, Romería de Ntra. Sra. del Buen Suceso y Navidad) como en otras celebradas con propósitos específicos. Véase “que hacer en Cieza, oferta turística para todo el año. (https://www.murciaturistica.es/es/cieza/)
EL VALOR CULTURAL DE LA FIESTA, SU SIGNIFICACIÓN Y SU ALCANCE COMO ATRACTIVO TURÍSTICO, ORIGINALIDAD Y DIVERSIDAD DE LOS ACTOS QUE SE REALICEN
Nuestras
celebraciones de Semana Santa hunden sus raíces en el s. XV, estando
atestiguada la existencia de los primeros Pasos en el s. XVI, y de dos
Cofradías vigentes en la actualidad en el s. XVII (aun- que con antecedentes en
el siglo anterior): Jesús –Nazareno– y Soledad. A lo largo del s. XIX,
principalmente en el último cuarto de siglo, la Semana Santa de Cieza sufre un
desarrollo sin precedentes con la adquisición de nuevos Pasos y la constitución
de nuevas Cofradías, como las de San Juan y de La Santa Verónica; ya en el s.
XX nacen las Cofradías del Stmo. Cristo del Consuelo –ésta como filial de la de
culto del mismo nombre y vigente al menos desde el siglo anterior–, del Stmo.
Cristo de la Agonía, y del Stmo. Cristo Yacente y Virgen del Dolor (años 30);
las de La Oración del Huerto y El Santo Sepulcro, Santa María Magdalena, Jesús
Resucitado, Santísima Virgen de los Dolores, y San Pedro –éstas en torno a
Pasos que venían participando con anterioridad (unos desde el s. XVII, otros
desde el XIX) en las Pro- cesiones pero que no poseían Cofradía propia o que
pertenecían a otra– (años 40); las de La Samaritana –ésta en torno a un Paso
que participa en las Procesiones desde finales del s. XIX– (años 50), del
Descendimiento de Cristo y Beso de Judas (años 60), de Ntra. Señora de Gracia y
Esperanza, y del Stmo. Cristo del Perdón (años 70), y finalmente la Cofradía de
Ánimas (años 90); todas ellas, junto con la Cofradía de origen incierto
(probablemente de finales del s. XVIII o principios del s. XIX y entonces
filial de la de Jesús –Nazareno–) conocida como “de la Convocatoria”
–actualmente y desde media- dos del s. XX Tercio Romano del Santo Sepulcro–,
suman las dieciocho Cofradías que hoy integran la Junta de Hermandades
Pasionarias, constituida en 1914 y, por tanto, el Cabildo Superior de Cofradías
más antiguo de la Región de Murcia y uno de los más antiguos de España.
Paralelo
al devenir de las Cofradías, discurre la evolución de las Procesiones, cuatro,
presentes ya desde el s. XVII en los tres grandes días de la Semana de Pasión
(Jue- ves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección); Procesiones que
desde el s. XIX quedarán configuradas como Procesión del Prendimiento
(actualmente Martes Santo en la noche), Procesión del Penitente, del Calvario o
de las Cruces (Viernes Santo en la mañana), Procesión del Santo Entierro
(Viernes Santo en la noche) y Procesión del Resucitado (Domingo de Resurrección
en la mañana). A éstas se une, probablemente en la primera mitad del s. XIX la
Procesión General (actualmente Miércoles Santo en la noche), mientras que el s.
XX observa la implantación paulatina de las Procesiones del Silencio (Jueves
Santo en la noche), de la Palma (Domingo de Ramos en la mañana) y de los Hijos
de María (Jueves Santo en la tarde); y los primeros años del s. XXI el
nacimiento o renacimiento de otras dos: el Vía Crucis Procesional del Stmo.
Cristo de la Sangre (Lunes Santo en la noche) y la Procesión del Descenso de
Cristo a los Infiernos (Sábado Santo en la madrugada). Todo ello nos permite acreditar,
según la documentación existente, la continuidad de la Semana Santa de Cieza
durante la Edad Moderna y Contemporánea, continuidad que únicamente quedó
interrumpida por la Guerra Civil (1936-1939).
A
diferencia de otras localidades en las que cada Cofradía organiza o posee su
propia Procesión, o desfila un solo día, Cieza es una de las pocas localidades
españolas en la que las Procesiones han ido acomodando su celebración a la
sucesión, cronológica, de los hechos narrados por los evangelistas66, y con esa
premisa se han ido ubicando en aquéllas los Pasos de las distintas Cofradías,
de tal modo que junto a Procesiones en las que, por su concepción y cercana
implantación, participa un solo Paso, y por tanto una sola Cofradía, en
aquellas de origen más antiguo lo hacen la inmensa mayoría, dependiendo sólo de
que el Paso con el que van a desfilar se acomode al pasaje evangélico que narra
cada Procesión.
En
sus primeros siglos de existencia las Procesiones se ajustaban en días y horas
a los hechos relatados por los evangelistas ; así el Jueves Santo, tras la
celebración de los sagrados Oficios que rememoraban la última cena, tenía lugar
la Procesión del Prendimiento; en la mañana de Viernes Santo salía a la calle
un Crucificado, génesis de la Procesión del Calvario, en tanto que por la tarde
se celebraba el Santo Entierro; finalmente en las primeras horas del Domingo
tenía lugar la Procesión del Resucitado.
Con
la incorporación de nuevos Pasos a principios del XIX, sobre todo a la
Procesión del Jueves Santo, el Prendimiento se configura como un Acto aislado,
trasladándose para ello al Miércoles y que- dando configurada la Procesión del
Jueves como la General.
A
finales del primer tercio del s. XX la instauración de la Procesión del
Silencio en la madrugada de Jueves Santo a Viernes Santo y la celebración de
los Comunión Pascual, condiciona la celebración de la Procesión General
–extensa ya por entonces en número de participantes y duración–, que tiene que
adelantarse al Miércoles Santo, provocando que la del Prendimiento se ubique
definitivamente el Martes Santo.
Desde
entonces las Procesiones de nueva creación han ido acomodándose a la liturgia
de cada día (desde la mitad del s. XX, la Procesión de la Palma en la mañana
del Domingo de Ramos; y desde principios del s. XXI la Procesión del Descenso
de Cristo a los Infiernos en la madrugada del Sábado Santo), o a los huecos que
dejaba el calendario para aquellas con un fundamento más alegórico que
histórico (desde el último tercio del s. XX, la Procesión de los Hijos de María
en la tarde de Jueves Santo).
Por
lo que a los Pasos se refiere, éstos se han ido ubicando en términos generales
en aquellas Procesiones en las que su presencia era pertinente. Sin embargo en
dos momentos de la historia esta estructura de distribución de Pasos parece
trastocarse: el primero, a finales del s. XIX cuando la proliferación de nuevos
Pasos hace más permisiva su participación en varios Desfiles (tal vez debido
sencillamente a la inversión realizada en su adquisición); el segundo a finales
de la década de los sesenta y en la siguiente (quizás porque se pensara que las
Procesiones adquirían más importancia y atractivo cuantos más Pasos y Cofradías
participaran en ellas).
Todo
ello originó, en lo que a la relación “Pasos/temática procesional” se refiere,
una serie de repeticiones
y anacronismos en determinados Desfiles Procesionales,
algunos de los cuales se habían ido corrigiendo con el paso de los años, aunque
otros subsistían todavía; por este motivo la Asamblea General de la Junta de
Hermandades Pasionarias acordó entre los años 2001 y 2004 una revisión de dichas Procesiones y de los Pasos
participantes en las mismas que entró en vigor en 2010 de acuerdo con las
siguientes premisas: la primera, evitar el desfile de un mismo Paso en más de
dos Procesiones; y la segunda, la desaparición de ciertos Pasos de algunas de
ellas y su reubicación en aquella otra en la que tuvieren cabida en virtud del
pasaje de la Pasión que rememoraran (Procesión del Prendimiento, en la noche de
Martes Santo, que evoca los hechos acaecidos desde la celebración de la cena
hasta el apresamiento de Jesús; Procesión General, en la noche de Miércoles Santo,
que supone un repaso panorámico por los momentos y personajes más
significativos de la Pasión y Muerte de Jesús, y de aquellas otras escenas
previas que la anticipan; Procesión del Penitente, en la mañana de Viernes
Santo, que comprende desde el amanecer, es decir, desde la presentación de
Jesús al pueblo y su condena, hasta su muerte en la Cruz; Procesión del Santo
Entierro, en la noche de Viernes Santo, que abarca los pasajes referentes al
descendimiento de Cristo de la Cruz y su Entierro).
Ello
ha supuesto también una importante inversión en patrimonio, pues las Cofradías,
al eliminar repeticiones o al cambiar Pasos de día y Procesión, no han querido
renunciar a su salida en las mismas, por lo que han adquirido nuevos Pasos (13
desde 1999, que incluyen tanto las imágenes de culto en sí como los tronos
sobre los que desfilan) lo que ha contribuido por otra parte a completar el
cuadro escénico de nuestras Procesiones, al tiempo que ha dotado de un matiz
singular a la vez que diferente del de las otras a cada una de ellas, elevando
por consiguiente el atractivo que para el espectador, tanto de dentro como de
fuera, puede encerrar en sí mismo cada uno de los Desfiles Procesionales, así
como el conjunto de todos ellos, desde un punto de vista meramente narrativo o
estético.
El
desarrollo de la carrera o itinerario de la Procesión ha ido paralelo en Cieza
al desarrollo urbanístico de la ciudad, pero siempre en torno al eje Basílica
de Ntra. Sra. de la Asunción (la Parroquial)-Convento de San Joaquín (el antiguo
convento franciscano), uno y otro edificio (declara- dos Bienes de Interés
Cultural) referentes en el devenir de la Semana Santa ciezana (no en vano los
franciscanos serán los grandes impulsores de la misma) y puntos de paso
obligado de todas y cada una de las Procesiones (de hecho, como se refiere más
adelante, todos aquellos Pasos cuya envergadura así lo permite se incorporan al
cortejo Procesional desde la Basílica de Ntra. Sra. de la Asunción).
Reducidas
en sus orígenes a las calles anejas a la plaza de la Iglesia de la Asunción
(Plaza Mayor), con el transcurrir de los siglos los desfiles ampliaron su
recorrido a la práctica totalidad de lo que hoy es el casco histórico-antiguo
de la ciudad, discurriendo algunas procesiones incluso por la avenida que marcaba
el límite de la misma, la hoy llamada Calle de Mesones (entonces trazado de la
antigua carretera Murcia-Madrid), y entrando la gran mayoría de ellas en el
trazado moderno de la ciudad a través de la amplia avenida del Paseo y
atravesando, en el regreso, la Plaza de España, con lo que las Procesiones
ciezanas pasan a disponer de un tramo con capacidad suficiente para albergar a
una población en crecimiento que en calidad de público se daba cita en ellas,
pero con lo que también se consigue que, dado el creciente número de Cofrades,
cabeza y cola de desfile no coincidan y colapsen la propia Procesión.
Es
finalmente a principios de la década de los setenta del pasado s. XX, y por
razones similares, cuando el recorrido sufre una nueva restructuración, que lo
lleva, sin renunciar a las calles tradicionales, a penetrar en la zona moderna
de la ciudad. Desde entonces, y tras la última reforma en la mitad de la
segunda década del siglo XXI, la Semana Santa de Cieza cuenta con tres
itinerarios: el de las Procesiones de la mañana, que discurre en un 70% por el
centro moderno de la ciudad, el de las nocturnas, que reducen este paso por el
trazado contemporáneo hasta el 50%, para ampliarlo por el barrio de la
Asunción, y finalmente el de las cuatro Procesiones en las que desfilan en
solitario sendas cofradías, que con pequeñas variaciones discurren de forma
prácticamente íntegra por el casco antiguo de Cieza.
Así,
las Procesiones que abren y cierran la Semana de Pasión (Procesión de la Palma
y Procesión del Resucitado), en las que es patente la participación
multitudinaria y festiva del pueblo, buscan los espacios de calles y plazas
amplias y soleadas en un itinerario que comparte también la quizás más
populosa, extensa y contemplada de todas las Procesiones, la del Penitente en
la mañana de Viernes Santo. Las grandes Procesiones de la tarde-noche ciezana
(Procesión del Prendimiento, General y del Santo Entierro, respectivamente en
las noches del Martes, Miércoles y Viernes Santo) arrancan de la Plaza Mayor,
en pleno casco histórico de la ciudad, para trazar su recorrido entre la
penumbra de las largas y estrechas calles del barrio antiguo, y posteriormente
abrirse a los amplios espacios de la ciudad recorriendo buena parte del Paseo y
de la Plaza de España. Por su parte, el Vía Crucis-Procesional del Stmo. Cristo
de la Sangre (noche de Lunes Santo), la Procesión de Nuestra Señora de Gracia y
Esperanza (tarde de Jueves Santo) y del Silencio (madrugada de Jueves Santo a
Viernes Santo) buscan el ambiente sobrecogedor que se recrea en las plazas y
plazoletas, buscan el recogimiento de las calles y callejuelas del casco
antiguo. Por último, a la luz de las antorchas, sale a la calle la Procesión
del Descenso de Cristo a los Infiernos (Madrugada de Viernes Santo a Sábado de
Gloria); medieval puesta en escena para un desfile que pretende recrear los
orígenes a su paso por los recovecos del perímetro amurallado de la parte más
antigua de la ciudad.
Todas
ellas, sin embargo, se organizan desde la Plaza Mayor, centro del casco
histórico-antiguo de la ciudad; allí convergen los Pasos que salen de la
Basílica de Ntra. Sra. de la Asunción (sita en dicha plaza) con los que lo
hacen de la Casa de los Santos o Casas de las Cofradías en los aledaños de la
misma. Este hecho, que puede parecer curioso, no se debe sino a que la anchura
de muchos de los Pasos que se han venido realizando desde la pasada década de
los setenta es superior a la del pórtico de la Basílica, por lo que su salida
desde la misma no es físicamente posible.
Finalmente
señalamos por otra parte otros factores que realzan el recorrido urbano por el
que se traza la carrera de Procesión: la paralización de las obras que pudieran
encontrarse en ejecución en Semana Santa, el cuidado y ornamentación de las
zonas ajardinadas por las que transcurren los Desfiles, así como la limpieza de
calles y la recogida de basuras; el engalanamiento de balcones y fachadas con
la bandera nacional, con las tradicionales colchas y desde hace una década con
colgaduras con el escudo municipal, con el de la Junta de Hermandades
Pasionarias o con el de las Cofradías; y por último la colocación de
gallardetes a lo largo de los distintos itinerarios de Procesión .
La
Semana Santa de Cieza es ante todo una gran fiesta de convivencia en la que
todo el pueblo está invitado a participar en armonía, en términos de respeto e
igualdad, sin distinciones sociales o de cualquier otro tipo.
Dos
símbolos de los valores que presiden nuestras Procesiones, señas de identidad
además de la Semana Santa ciezana, son las flores y los caramelos.
El
caramelo en Cieza es sinónimo de compartir, de generosidad, de hospitalidad;
aunque en casi todas las Procesiones el caramelo está presente, tiene su
momento culminante en la Procesión del Resucitado la mañana del Domingo de
Resurrección, cuando el cielo de Cieza se llena de miles y miles de caramelos
en una original “batalla” en la que participan Cofrades y público. Por su
parte, alrededor de las flores con que se adornan los Pasos en composiciones
decorativas que en sí mismo constituyen una exhibición permanente de
creatividad y originalidad compositiva, se ha creado una arraigada tradición
popular consistente en que al término de cada Procesión las flores se reparten
entre los Cofrades y el público que asiste a la recogida de los Santos,
exceptuando las de la Procesión del Santo Entierro, que se reservan para la
ofrenda de flores que el Sábado Santo realizan las Cofradías a sus Hermanos
difuntos en el cementerio. Además, desde su primera salida procesional se
institucionalizó la confección del monumental manto de Ntra. Sra. de Gracia y
Esperanza (Procesión de los Hijos de María en la tarde de Jueves Santo) por los
propios Hermanos de la Cofradía y exclusivamente con flores naturales
cultivadas en los campos ciezanos, ajustándose cada año a un diseño diferente.
La
Semana Santa ciezana está desprovista de todo tipo de ideologías o creencias
políticas, lo que equivale a decir igualmente que participan en ésta personas
de todas y cada una de ellas; por su propia trayectoria y espíritu, la Semana
Santa y, como máximos responsables de la misma, la Junta de Hermandades
Pasionarias, así como las Cofradías que la componen, se mantienen ajenas a
cualquier tendencia de este tipo, preservando su autonomía e independencia y
prohibiendo taxativamente toda relación explícita de tal clase en sus órganos
de gobierno.
Por
su propia naturaleza, en la Semana Santa se exaltan, se cultivan y se propicia
la presencia de valores sociales tan necesarios e importantes como la educación
para la paz y la convivencia, la integración social, el respeto a la pluralidad
étnica y cultural.
Asimismo,
y en la medida de sus posibilidades la Semana Santa es también referente de
hábitos para la salud, con especial atención a la población juvenil, pues en
los Desfiles Procesionales ciezanos está terminantemente prohibido el consumo
de cualquier tipo de drogas, incluidos el tabaco y el alcohol.
En cuanto
a la igualdad de sexos, hombres y mujeres tienen en el marco de la Semana Santa
los mismos derechos y deberes. En este sentido la Fiesta y su legislación ha
avanzado notablemente en el último siglo y sobre todo en la últimas décadas en
contra de determinados prejuicios convertidos en usos y costumbres: así, aunque
desde los orígenes de la Semana Santa ciezana las mujeres eran admitidas en las
Cofradías, no será hasta los pasados años treinta y cuarenta cuando se
reconozca su derecho a participar en las Procesiones integrando los Tercios de
nazarenos; de manera similar en los años noventa se comenzó a permitir su
presencia en el Tercio de Anderos, lo que hoy es un hecho habitual. En sentido
parecido y con el paso del tiempo, la mujer, cuyo status en el seno de las
Cofradías las hacía responsables tan sólo de las labores que se consideraban
propias de su condición (cuidado del vestuario, limpieza de enseres, etc.), ha
equiparado al del hombre su quehacer en la vida de las Cofradías, de modo que
con mayor frecuencia se suma a las tareas de organización y a los órganos de
gobierno de las mismas, desempeños hasta no hace muchas décadas reservados casi
exclusivamente a los varones; un proceso que culmina en el hecho de que
actualmente no hay referencias normativas propias de la Semana Santa de Cieza o
modos de hacer en ella que constituyan de suyo una prerrogativa a favor de
género, o algún obstáculo que impida el total ejercicio de los derechos como
cofrade.
Finalmente
hemos de referirnos a otro de los más importantes valores que atesora y fomenta
la Semana Santa: el de la cultura. La Semana Santa es también un fenómeno
cultural que forma parte de la historia de la ciudad y, como tal, en él se
entremezclan aspectos tradicionales, costumbristas, artísticos y patrimoniales.
Durante siglos las Cofradías han venido siendo transmisoras de los ritos y
costumbres que han configurado la Semana Santa de Cieza tal y como hoy la
conocemos, con sus rasgos característicos y sus peculiaridades. Pero al mismo
tiempo han sido depositarias de otro patrimonio, el artístico, que ha
contribuido a hacer de Cieza y su Semana Santa un emporio de arte a través de
sus esculturas, de las tallas de sus tronos, de su orfebrería, de sus
bordados... Es por ello que las Cofradías se han impuesto como obligación la
tarea, no sólo de conservarlo, sino también de engrandecerlo. A este respecto,
la Semana Santa de Cieza cuenta desde hace más de dos décadas con un órgano
orientador dependiente de la Junta de Hermandades Pasionarias, la Comisión de
Arte, cuya misión se centra en el asesoramiento y supervisión de cuantas
innovaciones, restauraciones o modificaciones afecten a todo tipo de obras con
presencia en los Desfiles Procesionales, para la consecución de lo cual se han
establecido dos mecanismos: Por una parte se ha consensuado entre todas las
Cofradías la utilización, para la realización de cualquier proyecto, de
materiales acordes y de primerísima categoría, y la exigencia de que la
ejecución de los mismos y sus acabados sean de la máxima calidad. En segundo
lugar, se ha reglamentado y regulado el funcionamiento de la Comisión y de las
Cofradías con respecto a ésta, de manera que, antes de abordar una obra, la
Cofradía interesada viene obligada a presentar un proyecto que debe ser
informado favorablemente por aquélla, y que luego se comprobará si ha cumplido
escrupulosamente en la obra terminada para su aprobación final. La presencia e
importancia de este Órgano consultivo en el ámbito Cofrade ciezano han sido
tales que en el aspecto puramente artístico-patrimonial la Semana Santa ciezana
ha experimentado en la última década un crecimiento, en calidad y cantidad,
desconocido en cualquier otra época de su historia.
Por otra parte, alrededor de la Semana Santa, el ciezano ha desarrollado una cultura gastronómica sorprendente basada, sobre todo, en los excepcionales productos que le proporciona su privilegiada huerta y que el visitante puede degustar en todos y cada uno de los establecimientos hosteleros de la ciudad; así, sobresalen en esta época unos cuantos platos humildes pero de gran categoría culinaria: ensalada cuaresmal, sopa de habas, tortilla de habas, arroz con caracoles, encebollao, potaje ciezano, empanadillas, y un rico surtido de postres y dulces, en el que priman nuestra fruta por excelencia, el melocotón, y las tradicionales tortas de pan dormido. Así, con productos de nuestra huerta, los Hermanos de la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza arreglan cada año la mesa del Paso La Santa Cena.
En
cuanto a la organización de la Semana Santa, desde hace más de un siglo la
Junta de Hermandades Pasionarias es la encargada, en su calidad de Cabildo
Superior de Cofradías, de la organización de todos los Actos y Actividades de
carácter general y de todos los Desfiles Procesionales de la Semana Santa
ciezana. En la Junta de Hermandades Pasionarias se integran las dieciocho
Cofradías pasionarias de la ciudad, que, como ella, poseen Estatutos aprobados
por la autoridad competente y capacidad jurídica propia, y que son las
responsables de la organización de sus propios Actos y Actividades.
La
Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza, el cabildo de Cofradías más antiguo
de la Región y uno de los primeros de España, se fundó en 1914 con el propósito
de convertir la Semana Santa de Cieza en un proyecto común que fuera algo más
que la mera suma de los propósitos de cada una de las Cofradías. Este
planteamiento, que hace de la solidaridad y la fraternidad la verdadera forma
de recorrer el camino nazareno en Cieza, es lo que sin duda ha permitido que la
Semana Santa ciezana alcance una dimensión que supera con creces lo que
pudieron soñar los fundadores de la Junta de Hermandades, galardonada en 2014,
el año en que cumplía su I Centenario, con la Medalla de Oro de la Región de
Murcia.
El
protocolo que regula la Semana Santa de Cieza viene determinado por los
Estatutos y Reglamento de Régimen Interno de la Junta de Hermandades Pasionarias,
cuyos contenidos son el resultado de los Acuerdos de su Asamblea General, integrada
por el Presidente o Representante de cada una de las Cofradías, y por una Junta
Directiva compuesta por el Presidente, dos Vicepresidentes, seis Vocales, una
Secretaria, una Tesorera y el Consiliario.
En
este sentido hemos de precisar que la Consejería de Turismo de la Comunidad
Autónoma de la Región de Murcia dispone anualmente del Cartel Anunciador de la
Semana Santa de Cieza desde el año 1993, año en que ésta fue declarada de
Interés Turístico Regional y posteriormente en 2011 con la Declaración de
Interés Turístico Nacional, y ha sufragado también en ocasiones puntuales,
junto con otras Consejerías, ciertas publicaciones como vídeos, postales, e
incluso algunos servicios.
RASGOS ESPECIALES, PECULIARES E IDENTIFICATIVOS
En
una celebración tan extendida por toda la geografía nacional como la Semana
Santa, no siempre resulta fácil hablar de rasgos auténticamente propios de una
localidad, puesto que las Procesiones de temática pasional tienen unos perfiles
muy señalados por sí mismos y que son comunes, por naturaleza, en todo el
territorio. Sin embargo, y teniendo presente esa circunstancia, sí que puede
hablarse de una serie de aspectos que singularizan de forma muy llamativa la
Semana Santa ciezana entre las –literalmente– miles de celebraciones
pasionarias que en esos mismos días tienen lugar por todos los rincones de
España.
Aunque
de cada uno de esos perfiles propios se abunda en otros puntos de este
documento, procede ahora enumerar muy brevemente cuáles son esos aspectos
intrínsecamente ciezanos que dan personalidad muy distinguida a su Semana
Santa:
- Organización
de las Cofradías en las Procesiones: en la inmensa mayoría de poblaciones que
celebran la Semana Santa, cada Cofradía organiza un desfile en el que
procesiona en solitario, y sólo muy excepcionalmente desfilan de forma
conjunta. En Cieza, sin embargo, y como se comprobará más adelante, la inmensa
mayoría de Cofradías no desfila una sola vez sino más de una, incluso hasta
seis veces en algún caso (como el de la Cofradía de La Oración del Huerto y El
Santo Sepulcro), en Procesiones distintas –con distintos Pasos– en las que,
además, por un mismo itinerario concurren ordenadamente con otras Cofradías
para narrar episódicamente la Pasión de Cristo. Son muy pocas las localidades
que organizan así su Semana Santa, pocas y además casi todas en una zona
relativamente pequeña del Levante español.
- El
“paso ciezano”: sin duda, en la esencia misma de la Semana Santa ciezana está
la forma inconfundible en que los anderos llevan los Pasos al son de las
marchas procesionales. Ya sean marchas fúnebres o composiciones para los
desfiles festivos, el andero ciezano ha elevado a la categoría de arte tanto el
paso lento como el paso ordinario, otorgando al trono y a las imágenes o grupos
escultóricos una elegancia y solemnidad en el desfile llenas de belleza y
armonía, un verdadero deleite para los sentidos; y si hay un momento, tan
sublime que parece hecho a propósito para ello, ése no es otro que el “baile de
los Santos” propio de La Cortesía en la Procesión del Resucitado la mañana del
Domingo de Resurrección. Relacionada también con el paso no deja de resultar
curioso que Cieza conserve también otra tradición cuando menos sorprendente,
por tratarse de una costumbre prácticamente inédita en el resto de la geografía
nacional, ya que contrasta con los hechos luctuosos que se conmemoran ese día:
el traslado en la tarde del Viernes Santo del Paso El Santo Sepulcro a paso
ordinario al son que marcan los pasodobles titulares de la Cofradía.
- La
música: porque el paso va cogido de la mano de la música, porque la música no
sólo dignifica las Procesiones sino que las posibilita, porque la Semana Santa
de Cieza no se entiende sin los sones de sus 98 composiciones originales
(algunas de reconocidísimo prestigio nacional), y porque estas obras, escritas
por compositores (39 en esta última década), tanto de compositores ciezanos
como foráneos encantados de las procesiones de Semana Santa en Cieza, conforman
por sí mismas un patrimonio cultural inmaterial de primer orden.
- El
patrimonio escultórico, una antología de la mejor imaginería contemporánea:
como podrá comprobarse, en Cieza el aniquilamiento del patrimonio durante la
Guerra Civil supuso finalmente una oportunidad para hacer de la necesidad
virtud, consiguiendo en las siguientes décadas, hasta nuestros días, una amplia
serie de obras de extraordinaria calidad escultórica, que impone no sólo por la
nómina de artistas responsables, provenientes de muy diferentes escuelas
artísticas, sino por la altura que alcanzaron precisamente en sus trabajos para
Cieza. Cualquier visitante versado en conocimientos artísticos se sorprenderá
de contemplar, en este pequeño rincón de la Huerta del Segura, una muestra
incomparable de los mejores artistas escultóricos de los últimos cien años80.
Dicho empeño ha encontrado también su eco en los tronos, donde junto a los
magníficos ejemplares “de salón”, que se conservan desde el s. XIX, aparecen
verdaderas filigranas que provienen de los mejores artesanos españoles del
momento.
- Elementos
patrimoniales autóctonos: junto a esa impactante aportación de artistas
foráneos de primera fila, buena parte del componente artístico de la Semana
Santa ciezana es obra directa de los propios ciezanos. La música de la Fiesta
es, en gran medida, obra de compositores locales que han dedicado, desde
mediados del s. XIX, lo mejor de su música para integrar esa gran banda sonora
de las Procesiones ciezanas. Además, es necesario destacar la importancia de la
obra de Manuel Juan Carrillo Marco (hijo y padre de artistas), compositor,
diseñador, tallista, escultor e imaginero, un creador en sentido auténtico que
logró importantísimos éxitos en el terreno de la imaginería, y que trabajó para
localidades de toda la Región y de las provincias limítrofes. Para la Semana
Santa ciezana realizó hasta cinco Pasos, amén del soberbio, magnífico trono del
Paso Santa María Salomé, acaso el más peculiar y sobresaliente de cuantos
desfilan en Cieza. En nuestros días, la labor del escultor e imaginero ciezano
Antonio Jesús Yuste Navarro es ampliamente conocida muy lejos de nuestras
fronteras, habiendo sido reconocida con el prestigioso Primer Premio organizado
por La Hornacina de Sevilla por su paso “Stmo. Cristo de la Expiración”,
realizado en 2013 para la cofradía ciezana de San Pedro; dicho autor es también
artífice de la mayoría de los pasos infantiles de las cofradías Ciezanas, así
como del colosal grupo escultórico del “Santo Entierro” de la Cofradía de la
Samaritana, que ve la luz en la Semana Santa de 2023. En materia de vestuario también es destacable
no sólo la aportación de los talleres de bordados locales, sino el propio y
tradicional atuendo Cofrade, rematado por el singular gorro de moco, probablemente
el elemento del vestuario más peculiar y antiguo de las Procesiones ciezanas.
Por su parte, las labores ornamentales de orfebrería tienen en los talleres
ciezanos de la familia Penalva, referentes de primer orden en todo el levante
español, un exponente de singularísima importancia como artífices de la inmensa
mayoría de elementos patrimoniales de la Semana Santa de Cieza vinculados a
este género del arte suntuario.
- La
absoluta singularidad de los actos cruciales de la Fiesta: en medio de la amplitud
y diversidad de propuestas del Programa de Actos y Procesiones, es indudable
que hay cuatro momentos absolutamente únicos, que singularizan radicalmente la
Semana Santa de Cieza en el contexto nacional. Estos momentos peculiarísimos e
inolvidables son el Prendimiento (noche de Martes Santo), la Procesión del
Descenso de Cristo a los Infiernos (madrugada de Viernes a Sábado Santo), la
Procesión de los Tercios Infantiles (tarde de Sábado Santo) y la Cortesía
(Domingo de Resurrección), eventos todos ellos irreemplazables y que comparecen
en cualquier momento en que la Semana Santa de Cieza es mencionada. Sobre ellos
se hablará con más detalle cuando se describan los desfiles procesionales
ciezanos.
LAS
COFRADÍAS: ESTRUCTURA EN LA CALLE
Hay
que significar nuevamente que son las Cofradías, agrupadas en la Junta de
Hermandades Pasionarias, las que organizan e integran los actos principales de
la Fiesta, que son las Procesiones. Por ello, parece oportuno comenzar
refiriéndonos a la forma que tienen aquéllas de organizarse en la calle, que es
tanto como explicar la estructura que tienen las Procesiones en los segmentos
que corresponde a cada Cofradía; secundariamente, se precisarán los puntos más
destacables del Patrimonio con el que desfilan. Como parte esencial de este
capítulo, naturalmente, se darán los detalles de cada desfile, para, en último
lugar, hacer una somera referencia al crecimiento de la Semana Santa en la
última década.
Aunque
son diversas las Procesiones en las que desfila una sola imagen, que otorgan
variedad y profundidad a la Fiesta, la esencia de la Semana Santa de Cieza
está, acaso, en las grandes Procesiones en las que diversas Cofradías concurren
a un único desfile en el que se relata la Pasión de Cristo, ocupando su lugar
cada una de ellas en función de la ordenación cronológica de los distintos
pasajes evangélicos.
Independientemente
de que desfilen en solitario o formando parte de un cortejo más largo, desde el
punto de vista de la Procesión cada Cofradía está organizada en la calle de la
siguiente manera:
- Guion
o Cruz de Guía: encabeza el desfile de la Cofradía, en el lugar que corresponde
al pasaje evangélico narrado por el Paso que ésta procesiona.
- Tercio
Infantil: desfila tras el guion de la Cofradía, vistiendo su túnica; son
conocidos popularmente como “la remolacha”. Participan en casi todas las
Cofradías, pero no en todas las Procesiones.
- Estandarte
de la Cofradía: muestran el emblema o escudo de la Cofradía ricamente decorado
con sedas, bordados o brocados
- Faroles
de Tercio: desfilan a ambos lados del estandarte, y están realizados en
materiales nobles terminados en auténticas filigranas de orfebrería.
- Tercio
de Nazarenos/as: desfilan en dos hileras alumbrantes (con báculo o cera)
perfectamente ordenada, con su separación reglamentariamente establecida,
vistiendo la túnica de la Cofradía y con el rostro cubierto por capuz o
verduguillo. En la Procesión de los Penitentes (mañana de Viernes Santo),
algunas Cofradías sustituyen el báculo por una cruz de madera.
- Mención
aparte merecen los Tercios de Lloronas/es y Manolas/os, que sustituyen la
túnica Cofrade por los atuendos propios del luto español. El primero pertenece
a la Cofradía de María Santísima de la Soledad, mientras que el segundo desfila
tanto en el seno de la Cofradía de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, como
en el de la Hermandad del Santísimo Cristo Yacente y Santísima Virgen del
Dolor.
- Tercio
de Anderos/as: son los encargados de portar sobre sus hombros el trono con la
Imagen o el grupo escultórico que compone el Paso. Bajo la dirección de los
Cabos de andas, desfilan vestidos con la túnica de la Cofradía, con la cara
cubierta o descubierta, distribuidos en las ocho varas –cuatro delanteras y
cuatro traseras– del trono con un número de componentes por vara que varía,
entre cuatro y nueve, en función de las dimensiones del Paso. Los anderos y las
anderas son parte de la esencia misma de la Semana Santa, puesto que su forma
de marcar el paso, sometidos armónicamente al ritmo de la música o del tambor,
es parte fundamental de la puesta en escena de las Procesiones ciezanas.
- El
Paso, llevados en andas como se ha dicho, está compuesto por dos elementos
estructurales: el trono y la Imagen o grupo escultórico. El primero, salvo
contadísimas excepciones está realizado por madera tallada en distintas
filigranas y con acabados nobles, generalmente plata u otro. Admiten diversas
estructuras y diseños, todos ellos orientados al lucimiento y ornamentación de
la Imagen o grupo. En cuanto a éstas, son el elemento patrimonial esencial de
la Procesión, y cumplen el papel protagonista del relato evangélico, amén de
ser destinatarios de la devoción de los fieles. Están realizadas en madera
policromada, íntegramente o con el añadido de vestiduras reales. El arreglo del
Paso lo compone esencialmente la flor, uno de los elementos más cuidados por
las Cofradías ciezanas mediante una constante reinvención de diseños y recursos
vegetales, y la iluminación, natural (cera), artificial o una mezcla de ambas.
- La
presencia de la Cofradía en la calle concluye con la presencia detrás del Trono
(acaso separada del mismo por la Presidencia) de la Banda de música, Agrupación
o Banda de cornetas y tambores que son contratadas para acompañar su desfile
con las piezas apropiadas para el Paso y la Procesión de que se trate. La única
excepción la pone la Cofradía de Ánimas, cuyo Paso desfila sin Banda de Música
(como se verá más adelante, las únicas aportaciones musicales de su Procesión
son una coral que interpreta música sacra y un pequeño grupo de cuerda que se
alternan esperando la procesión en determinados puntos del recorrido)
- Esta
estructura no se aplica al Tercio Romano del Santo Sepulcro, que presenta una
propia: guion, cohorte de insignias, Banda de música y las distintas cohortes,
dado que siempre sigue al Paso de otra Cofradía (Nuestro Padre Jesús, el
Prendimiento, o el Santo Sepulcro).