Ya decía Tolkien que ni el más sabio de los sabios conoce el final de todos los caminos. En cada cruce, en cada decisión que se toma son muchos los futuros que se difuminan en la nada de lo que nunca fue. Pedro García, samaritano de túnica y de corazón, nos invita a reflexionar con prudencia y con justicia sobre el papel histórico que ha tenido en la Cofradía el paso “José de Arimatea”, que será sustituido después de casi tres décadas convocando a los hermanos en cada noche de Viernes Santo.
Pedro
García Hernández
Muy probablemente, la procesión de Viernes
Santo por la noche de 2018 fue la última ocasión en la que se vio desfilar por
las calles de Cieza el paso de “José de Arimatea”, de la Cofradía de La
Samaritana. Como todos saben, está previsto que en la Semana Santa de 2022 se
estrene el nuevo paso “Santo Entierro”, con Imágenes realizadas por el escultor
ciezano Antonio Jesús Yuste y Trono del también ciezano José Javier Bernal.
Aunque para llegar a este punto, que nos hace a todos muy felices, se tuvieron
que tomar con anterioridad y durante muchos años decisiones valientes, no
exentas de riesgo, que paso a enumerarles someramente para ofrecerles otra
visión de lo que sucedió, de manera que puedan juzgar fielmente los hechos.
A finales de los años 80, la Cofradía de La
Samaritana, como algunas otras entonces, pasó por muchas dificultades, no solo
económicas y de falta de cofrades, sino también de falta de proyectos que
ilusionaran a sus hermanos. Teniendo en cuenta todas estas premisas, a primeros
de los años 90 los miembros de la junta directiva creyeron que la mejor manera
de cambiar el sino de la propia Cofradía sería asumir el arriesgado proyecto de
un paso para la procesión del Santo Entierro, en la que no participaba todavía;
aunque muchos de sus anderos sí que desfilaban en la misma portando el “Yacente”
y, posteriormente, la “Soledad”.
Así llega a Cieza en 1994 el grupo escultórico
“José de Arimatea”, de Francisco Ortega, que en su primera procesión desfiló
sobre el trono de “La Samaritana” (su trono no llegó hasta 1995, obra del mismo
autor de las Imágenes), hecho que supuso toda una proeza para los anderos; no
en vano, este trono es de los más pesados de nuestras procesiones. Los hermanos
se conjuraron para terminar con éxito aquella primera salida, con muchos
arrestos y alguna lágrima. Los espectadores que presenciamos la recogida del
paso en la Casa de los Santos podemos afirmar que se respiraba un ambiente de
unión, alegría y satisfacción. No sería demasiado atrevido por mi parte afirmar
que este acontecimiento fue la semilla de lo que estaba por venir…
Como se ha podido constatar a lo largo de
estos últimos treinta años, la llegada de “José de Arimatea” fue el inicio de
un gran cambio de la Cofradía, un cambio para mejor. Enseguida se realizaron
las nuevas túnicas de terciopelo y los nuevos báculos para los nazarenos, las
nuevas túnicas de tergal para los anderos, la restauración de las imágenes del
grupo titular, “La Samaritana”, y los cabezales de su trono, el nuevo paso infantil, etc. También se crearon
las dos actividades que se vienen organizando desde 1996: el Acto de entrega de
Títulos de Samaritano del Año y del Samaritano de Honor, y el Trofeo de fútbol
Juvenil. Como es evidente, todos estos avances se consiguieron a base de mucho
trabajo.
Sin embargo, como era de esperar teniendo en
cuenta las trabas a las que se había enfrentado La Samaritana a lo largo de su
existencia, a primeros de siglo la Cofradía se vio obligada a tomar una nueva
decisión que podría ponerla en jaque.
La
Junta de Hermandades Pasionarias estaba planteando una remodelación de las
procesiones en la que se incluía, entre otras, la eliminación de la salida del
paso de “La Samaritana” en la Procesión del Penitente, el Viernes Santo por la
mañana. La Cofradía, que por aquel entonces ya estaba pensando en cambiar el
grupo de “José de Arimatea”, se vio obligada a decidir entre acometer dicha
sustitución del paso para la procesión del Santo Entierro y perder una de sus
salidas (con el consiguiente desencanto de sus hermanos), o iniciar un nuevo
proyecto para la Procesión del Penitente, de la que llevaba formando parte
desde el siglo XIX, y posponer el cambio de “José de Arimatea”. Obviamente, la
Cofradía se decantó por la segunda opción. Así llegó a Cieza, en el año 2006,
el paso de “La Lanzada” del escultor murciano José Antonio Hernández Navarro,
con trono del ciezano Bonifacio Pérez de Yébenes. Además, se estrenaron los
nuevos faroles guía, el guión, nuevos báculos para el Tercio Infantil, etc. Una
vez más, los samaritanos decidieron apostar por su futuro con unión, trabajo y,
mucha paciencia.
Tan pronto como fueron sufragados todos los
proyectos llevados a cabo en el primer decenio de este siglo, la Cofradía
inició los trámites para la contratación del nuevo paso para la definitiva
sustitución, ahora sí, del grupo de “José de Arimatea”. Una vez más, con mucho
trabajo, mucha unión y armonía cofrade; no en vano se trata de un proyecto muy
ambicioso que requería de la implicación máxima de todos los cofrades. No
albergo ninguna duda de que la llegada a la Semana Santa de Cieza del paso del
“Santo Entierro” dará por buena la espera, y que los ciezanos sabrán apreciar
no solo su valor artístico sino también sentimental; así como el sacrifico que
suponen este tipo de obras para una asociación como la nuestra, sin ánimo de
lucro, cuyo único fin es el de engrandecer la Semana Santa de su pueblo para el
disfrute de todos.
Estoy seguro de que a un gran número de
hermanos les hubiera gustado despedir al paso de “José de Arimatea” como se
merece, en procesión. Con su arreglo floral (gracias a la familia Carrillo -
Arteflor), con su ciprés meciéndose al ritmo acompasado de la banda de música,
con las velas de los nazarenos marcando el camino al Sepulcro. Además, los
anderos siempre disfrutan de esta procesión por encima de otras, quizás porque
es Viernes Santo por la noche, tal vez porque saben que es el inicio del fin de
la Semana Santa de ese año, o simplemente, porque son semanasanteros y
disfrutan de nuestras procesiones con orgullo y pasión. Es posible que para
muchos ciezanos no sea una gran obra, pero para los hermanos samaritanos su
valor va mucho más allá de lo artístico, tiene más que ver con lo emocional. El
proyecto “José de Arimatea” consiguió
que la Cofradía se uniera, y se demostrara a sí misma que era capaz de asumir
riesgos mayores, que, a su vez, se han ido convirtiendo en grandes logros, que
hacen que hoy nos sintamos todos muy orgullosos de lo que significa ser
SAMARITANO.
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