Igual
que a cada tarde le sigue la noche y luego la mañana, no es posible detener el
tiempo ni el paso de las estaciones. Llega la Semana Santa a nuestra Cieza,
como ha llegado a todos los rincones del mundo desde hace casi dos milenios,
por encima de lo que la naturaleza y las civilizaciones tuvieran previsto para
cada uno de esos años. Llega ahora en el 2021, y nos vuelve a encontrar
enredados con esta pandemia, que tanto sufrimiento está causando al mundo, lo
que significa que, un año más, no saldrán las procesiones, ni podremos
convertir estos días en ese reencuentro permanente que tanto significa en
nuestras vidas.
Pero
sigue siendo Semana Santa, estamos en Cieza, y los cofrades no podemos mirar
hacia otro sitio como si estas fechas, al venir huérfanas de desfiles, ya no
fueran con nosotros. Seguimos teniendo la obligación de anunciar al mundo que vamos
a conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que no sufrió, murió y
resucitó para dar oportunidad a las procesiones, sino para dar sentido a
nuestra felicidad y a nuestro dolor, para ser esperanza, para llenar de
significado nuestra existencia. No podemos vivir la conmemoración de estos días
esenciales de la Historia de la Salvación como nos hubiera gustado, pero no por
eso abandonamos nuestra condición de cofrades, ni vamos a dejar de recordar a
los ciezanos que aquí, en este pueblo, si es Semana Santa todo el año como tanto nos gusta decir, también es Semana Santa todos los años, también este, también el
2021.
Y
por eso la Junta de Hermandades Pasionarias presenta con orgullo su Cartel de
la Semana Santa 2021, ilustrado en esta ocasión con una espléndida fotografía
del Cristo del paso de la Coronación de Espinas, magnífica obra de Romero Zafra
de la Cofradía de Jesús Nazareno. El autor de la instantánea, José María Cámara
Salmerón, que ha renovado el rol de ganador del Concurso que ya alcanzó en la
pasada edición, encarna en sí mismo algunas de las principales virtudes del
cofrade de raza: ilusión, afán de superación, trabajo, constancia; todo ello
puesto al servicio de un incuestionable instinto artístico, y de un clamoroso
dominio de la técnica fotográfica. José María Cámara ha logrado el dificilísimo
reto de alcanzar la categoría del inolvidable cartel del año pasado, con el
Ecce Homo como protagonista. Dos carteles hermanados por su autor, y por su
condición de estudio, pero muy diferentes en comunicación e impacto: la elegancia
serena y majestuosa de la obra de González Moreno, que Cámara Salmerón llevó
hasta el límite con su composición y sabia administración de la luz, deja ahora
paso al desgarro de la mirada atravesada por el dolor de este Cristo, que
interpela al espectador con la contundencia inapelable de un primerísimo plano,
subrayado por una composición aún más arriesgada y por un intenso juego de la
luz y la sombra para enfatizar el drama.
El
resultado no solo recordará al mundo la excelencia del patrimonio imaginero de nuestra Semana Santa,
sino que además nos invita a reflexionar sobre la Pasión, que Cristo aceptó
voluntariamente para hermanarse con toda la humanidad en el sufrimiento, para
que nadie jamás pudiera ya sentirse abandonado por Dios en la desdicha, porque
Él mismo se hizo carne, padeció la fragilidad de la carne, y luego derrotó a la
muerte dejando el sepulcro vacío. Ofrecemos este cartel a los ciezanos sabiendo
que en muchos hogares de nuestro pueblo hay dolor por la pérdida, y hay
incertidumbre, y hay temor. Y lo ofrecemos públicamente, como cofrades que
somos, dando con ello todo lo que esa condición implica: fe, hermandad,
oración, penitencia, y, sobre todo, esperanza.
Cederá la pandemia, volveremos a abrazarnos con la túnica puesta, y volveremos a sacar los Santos a la calle. Pero no esperaremos hasta entonces para vivir lo que somos aunque nos quitemos esa túnica, ni dejaremos de decir, a los cuatro vientos y con todo orgullo, “esto es Cieza, estamos en Semana Santa”.